Es
llegar a Ronda, soltar los bártulos y para Interesport Cary a saludar a Roberto
y recoger los pedidos. Pregunta de rigor: ¿el merchandising de los 101 está ya
operativo? No niña, tienes que esperar. Bueno me llevo los Joma…. ¿Qué tienes
por ahí interesante? Pues mira….. y empezamos a completar el armario de la
ultrafondista.
Siguiente
fase: Vámonos a la Alameda a respirar el ambiente. Saludos a los voluntarios, a las figuras que
están recogiendo su dorsal, a Nuri… y sonrisa eterna puesta ya en la cara. Ya
estamos en el fregao… Caritas de preocupación del personal voluntario: “niña,
no veas cómo está el campo”. Bueno…. no conozco un Homenaje sin barro…. Sí, ya,
pero este año es peor. …. Nuria sigue
acordándose de cuando unos locos se presentaron diciendo aquello de “si no hay
101 haremos un Homenaje… y al grito de A mí la legión!.... la que allí se lió.
Siguiente
paso: a Faustino. Ya venimos con la carga de hidratos hecha así que para
Faustino a saludar a Mati que nos pone de comer “cositas guays”.
Y
con toda esa introducción, que para eso nos vamos el viernes, afrontamos la
prueba el sabadito por la mañana.
Chispea.
Ya estoy de los nervios. Es la primera vez que participo yo sola, sin la
escolta de mis pretorianos de tomares… y tengo que enfrentarme solita a mis
dudas y mis miedos. Sé que llego corta de entrenos pero llena de ganas de
comerme el Homenaje y de entrar en meta. Llevo mi mochila con los ánimos de mis
hermanos pretorianos, con el apoyo de mi equipo familiar, y el no menos
importante de mi equipo de entreno (que me han dado sabios consejos los días
previos). Y nos vamos de cabeza al país del barro. Mentalizada con que hay que
pasarlo lo más rápido posible y perdiendo el menos tiempo posible. El año
pasado me costó dos horas largas en pasarlo.
Llevo
menos miedo que el año pasado y llego a Benaoján una hora y media después de la
salida. Estoy muy contenta. Así que subidón, subidón. No me olvido del bote de
las sales, del bote del agua, de comer, llevo todo anotado en mi mente. “No te
olvides de comer”. “No te olvides de beber”. “Recuerda alternar sales y agua”.
En
Benaoján miro el móvil. Oleeeee. Tengo llamada de Pepe el Bandolero. Tengo
mensajes de Pepe el del carrito, de Pili (de maqueda, you know my British
spirit), de Sandra. El de Sandra me llega especialmente. Ella conoce mi mente
que me juega malas pasadas y me recuerda que mi yo fuerte puede con ese yo
lleno de miedos. Comento brevemente cómo voy (para seguimiento Facebook y para
que estén al día), como y sigo para Montejaque. Bien de ritmo. Me cruzo con
Roberto, enanito verde, que se imagina que he corrido tela porque no le cuadran
los tiempos que estaban previstos y que estoy rompiendo jejejejejeje.
Paso
Montejaque y me uno a los fantásticos de A Toda Pastilla camino de la ermita.
Ellos suben mucho más rápido que yo pero yo sigo a mi ritmo. Las subidas me
matan (noto la falta de entrenos), pero me recupero en llanos y bajadas. Ya
creía que se había acabado el barro. Craso error!!!! El barro sigue.
Cuando
afronto la bajada de la ermita….oh cielos!!! Todo es barro de nuevo. Así que me
armo de paciencia y vuelvo a esquiar/patinar en la bajada. Y llego al cuartel.
Ya está lloviendo pero como no hace frío no me pongo el chubasquero y voy a
coraza limpia (bueno y mojada).
Llego
al cuartel. Bien de tiempo. Reviso móvil. Vuelvo a notificar donde ando. Más
mensajes de Pepe Bandolero y de Sandra. Gracias a ambos. En la soledad del
Homenaje los agradecí y mucho. Y al salir del cuartel…. ¡sorpresa! más
barro!!!! El caminito estrecho, angosto y embarrado. Ya las piernas empiezan a
acusar el esfuerzo y me tropiezo un par de veces y aterrizo otro par de veces.
Pero sigo. Y patinando, resbalando y, cuando podía, trotando, llego a Arriate.
Han
cambiado el recorrido. No se puede pasar por “la jungla” porque el agua va muy
alta y no desvían por la parte alta de Arriate. Y al salir de Arriate…. más
barro!!! y sigue lloviendo!!!!
Recuerdo
comentar el recorrido con Javier Rodríguez y decirme él que ésa era la parte
gustosa para correr y ganar tiempo. Si tú hubieses visto el suelo, Javier. Ya
no esquivo charcos, ni lodazales. Me meto por medio, a veces con el barro hasta
un poco antes de la rodilla. Las Salomon con goretex se han portado muy bien,
pero ya el barro me entra por todas partes. Sé que me está saliendo una ampolla
en el lateral porque noto el pegotón de barro, ya seco, arañando, pero no
quiero ni pararme a quitarme la “zapa”. Quiero seguir y trotar y andar a paso
ligero.
Y
sigo, y sigo. Llego a un cruce, no me acuerdo dónde, pero iba un poco zombie.
Afortunadamente, Roberto, el enanito verde, me ve venir y me dice por dónde
tengo que ir. No veía ni las balizas. Me doy cuenta del estado y me paro a ver
el móvil. Releo los sms de Sandra. Y me doy ánimos yo sola. No sé si me iba
hablando en voz baja o en voz alta. Pero me acordaba de la marasevi, con Dani marcando
objetivos cortos. Y yo me decía “¿Ves esa baliza? Ahí empezamos a correr de
nuevo”. Y corría. Y cuando pasaban 6 ó 7 balizas, volvía a andar. Y me decía “Bien
hecho, bien”. Ahora 4 balizas andando fuerte. Y me cantaba aquello de “Quinto
levanta, tira de la manta”. Y recordaba el pasito que me enseñó Fauno por la
Ruta del Agua….. y así me recuperaba. Y con esa cadencia empecé a ver Ronda…
pero el barro no desaparecía ni la lluvia paraba. Esa parte se me hace eterna.
Se me hizo el año pasado y se me ha hecho éste. Pero llegué a Ronda.
En
la entrada, llegando al Arco, me uní a dos chavales, que me dijeron “no corras,
llegas bien”. Pero me preocupaba el tiempo. Me parecían estos minutos más
cortos que los de la salida, y los últimos kilómetros más largos que los
primeros.
Y
subía y subía hasta llegar al Puente Nuevo. Una voluntaria, viendo que apenas
podía ya con mi alma, se ofreció a ayudarme. Le dije que yo podía sola, pero
que me sacara la banderola del Proyecto 101 de la mochila. La pobre banderola
estaba empapada pero pude sujetarla con los bastones para hacerla visible ya
pasado el Puente Nuevo.
Entrar
en Ronda después de una prueba es una experiencia única. La gente se vuelca en
darte ánimos. Mi gente me esperaba a la altura de la plaza de toros. Y tenía
que llegar bien. Ya le prometí a Nardi en la salida que entraría con una
sonrisa. Y así iba. Corriendo y sonriendo. Ví a los míos, a Hacha, a Valkiria,
a Yolanda…. y llegué a meta!!!!
Estoy
muy contenta. Porque he entrenado, porque he corrido mejor y más, porque he
disfrutado en todo momento (hasta cuando estaba medio pajarona hablando sola
por el campo) y porque me ha encantado participar en el Homenaje y cada vez
tengo más claro que mientras pueda, y el presupuesto me lo permita, participaré
en cualquier prueba que se organice por Tierra Santa, porque es donde más feliz
soy.
Tengo que hacer mención especial para Chari... que se portó como una jabata... aguantó el ritmo endiablado que le impusieron sus compis....y es que esta mujer es dura, dura de pelar. Chapeau!!!!