Nocturna de Alcalá, junio 2012
O de cómo aprendí que es más divertido correr acompañando al último y animándole a entrar en meta que batir tu marca personal.
Afrontaba mi despedida de las carreras populares, y cortas, y del que era mi club, Los Jartibles, con mezcla de sentimientos. Por una parte, nunca había hecho la Nocturna y quería terminarla. Por otra parte, seguía recibiendo mensajes negativos en cuanto a mis habilidades como corredora. Pero... ahí estaba Sandra para recordarme que correr delante del coche escoba no era vejatorio ni nada de lo que hubiera que avergonzarse.
Pues nada... a la Nocturna. Y sí, corrimos delante del coche escoba, aplaudiendo a todo el que nos aplaudía, disfrutando de todas y cada una de las cuestas de Alcalá, del castillo iluminado, del ambiente y de acompañar a un corredor desconocido. Para él era su primera carrera y cuando pensaba en abandonar aparecimos Sandra, un Jartible, que corrió con nosotras, y yo para ir con él. Le acompañamos hasta meta y entramos con él de la mano. Luego un abrazo muy emocionante y saber que había terminado feliz y deseando volver a entrenar al día siguiente para seguir corriendo.
Me olvidé de mirar mi tiempo. No supe hasta después lo bien que había ido. Lo mejor fue la satisfacción de olvidarte de toda la competitividad y ayudar a alguien que iba peor que tú y que con el aliento de otros corredores pudo llegar a meta y darle a su novia el mejor beso de muchos.
Fue estupendo correr con la camiseta Jartible. Es un equipo maravilloso, lleno de personas con gran calidad humana. Da gusto ir a una carrera popular y encontrarte ranitas por todas partes. Ha sido un honor participar en este equipo. Pero mi horizonte estaba en el campo. Y ese viaje tenía que hacerlo sola.
Mira que no me gusta correr, nunca me ha gustado, excepto la prueba de los 50m, en la que era muy rápido, pero, a pesar de tener cascada la rodilla, me están entrando unas ganas de trotar que no te puedes imaginar. Enhorabuena, de nuevo, por TODO, muchachita.
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