3ª MEDIA MARATÓN
CROSS LA PUEBLA DEL RÍO, 19 ENERO 2014.
Ésta
ha sido la primera “pateada” de este año, 2014, que acaba de empezar y en el
que me he prometido no tener el dedo tan ligerito a la hora de inscribirme en
las pruebas, aunque hay veces que no lo puedo controlar (al dedito) y me meto
en cositas como los 101 kms de Ronda y el Hiru Haundiak (ay mare, ay podioooo).
Pues
afrontaba el pateíto con un resfriado de muy señor mío. De hecho me perdí
Acinipo porque mi médico me prohibió terminantemente asistir a esa prueba o
terminaba de coger la neumonía que me estaba empezando. De hecho me dijo que
como me viese en el cajón de salida me fuese buscando otro médico.
Moraleja:
“ojos que no ven corazón que no siente”. No sabe que iba a participar en esta
prueba. Y con la perspectiva de llevar casi 20 días mal, atiborrada de jarabes,
pastillas y brebajes varios, todo amenizado con una tos a prueba de pareja…..
pues así que me planto las zapas y me voy pa La Puebla. También afrontaba la
prueba sin la escolta de mi fiel Abencio, que pacientemente anda esperando que
las plantillas de Sandra obren el milagro de resucitarle cual Lázaro para esto
del ultrafondo y que ahora está de personal trainer.
Pero
esto es que no tiene precio: esa marea de Pretorianos que vamos p’allá, que
ahora p’ca que hay solito y no se nota tanto el frío. Ahora la foto (pon de
acuerdo a casi 60 personas) y cuando casi estamos en ello, entrega de
equipación a las nuevas adquisiciones (qué guapos están Havie y Fali con la equipación) y la gran noticia
que Alonso, el canijo, es ya otro Pretoriano. Genial, genial, genial. Y bueno….
Isidro con la equipación pretoriana, po diooooo, la primera vez que le veía;
por cierto Isidro, que también te sienta muy bien, déjate ver más a menudo con
ella ;)
Por
fín la foto de grupo y vamos que nos vamos a la meta. Allí ya me encuentro con
el que iba a ser mi ángel de la guarda, el gran Paco Muñoz, que una zancada de
él suponen dos mías, y yo no soy precisamente recogía en tamaño, así que
imaginad la zancada del niño, qué bien come, qué grande se ha puesto.
Con
la última foto con el innombrable (Polo, que ésta también la he terminado!!!)
empezamos el trote camino del Gurugú. La salida de La Puebla tan animada como
en ediciones anteriores y empezamos las cuestecitas y mi resfriado
preguntándome que por qué andaba yo allí en vez de acurrucadita en casa frente
a la chimenea. Ya le contesté que esto era lo que había: que si no le gustaba
que se buscase otro cuerpo. Y entre unas cosas y otras ya estamos en el campo. ¡Qué preciosidad! Después de las lluvias y
con el magnífico día que hacía hoy, el sol y el viento habían secado gran parte
de los charcos y el campo estaba para pararse a hacer fotos. Y del cielo ni
cuento. ¡Qué clarito! En cuanto subías un poco empezabas a divisar el Aljarafe,
toda Sevilla, Alcalá de Guadaira y hasta veías la Sierra de Grazalema, una
pasada.
Y
disfrutando del paisaje me encuentro que vamos a un ritmo estupendo. Claro que
cuando venía una cuesta p’arriba me asfixiaba porque no me llegaba el aire al
cuerpo. Hubiera matado por un ventolín o algo que me abriera los pulmones, pero
como eso no está contemplado en los avituallamientos, pues fue sustituido por
la mano mágica de mi ángel de la guarda, Paco Muñoz, que me ponía su mano en
los lumbares y me ayudaba a coronar. Y mira que le costó que me dejase ayudar,
pero como es más cabezota que yo al final me tuve que dejar llevar y así, sube
y baja, sube y baja otra vez emprendemos el camino de retorno a La Puebla, manteniendo
el ritmo más o menos.
Ya
cuando llegábamos a La Puebla me costaba respirar y ya había vuelto a perder la
voz. Apenas podía correr porque se me aceleraba el pulso una jartá cada vez que
corría. Y en esa pelea estaba cuando veo aparecer a José Antonio, er Niño, con
sus papeles redactando su crónica de la carrera. ¡Qué me gustan los Pretorianos
cuando van buscando a los que vamos detrás y te acompañan a meta! Otra cosita que no tiene precio.
El
paciente Paco Muñoz aguantaba mis ahogos, mis tirones (“enga Paco, voy a probar
correr otro poquito”) y mi ritmito de andar rapidito (amos corre que te pilla
el Pitbull) y ya estaba en la recta final. No me lo podía creer. Oía la música
de meta y Paco me dice la hora que es y no me lo podía creer. Con lo que estaba
pasando con el resfriado había bajado mi marca del año pasado en 10’, ¡qué
pasada! Lo bien que viene entrenar con continuidad, ¿verdad Angelito?
Último
esfuerzo: hay que entrar corriendo en meta. Y es que la sonrisa no me la podía
quitar. Entrar con una escolta de lujo, Paco Muñoz y er Niño. Ver el tiempo en
el crono del arco de meta. La sonrisa de Juani que me aplaudía como una loca, y
ver al equipo en meta esperándome….. Fue muy emocionante.
Pero
entonces tuve la mejor sorpresa: el maestro, don Antonio Acebal, me había
tuneado el “muñeco” de la Trail Turdetana. Casi rompo a llorar cuando me lo
dio. Imaginaba las horas que le había dedicado para transformar al aguerrido
turdetano en esa figura tan femenina, que era igualita que yo. Es que la miro y
me sigo emocionando. Gracias don Antonio: ha sido el mejor trofeo que he tenido
en mi vida y seguramente que nunca tendré. Y cuando me desfallezcan las
fuerzas, lo miraré porque será la mejor motivación que encuentre.
No
puedo terminar mi crónica sin agradecer a la organización y a todos sus
voluntarios el trato exquisito que han tenido con todos los participantes.
Gracias por estar ahí, a pesar del frío y del viento, esperando a todos.
Tampoco
debo terminarla sin expresar mi más sincera admiración a Vicente, el amigo de
Havié, que ha hecho de su participación en esta prueba el mejor ejemplo de
pundonó, coraje y h…. porque mira que le ha costado llegar a meta, pero el
abrazo que nos dimos en meta….. eso no
tiene precio y si alguna vez lo tuviese, yo dejaría de hacer estas cosas.
Acabo
feliz, consciente de mi irresponsabilidad de participar en las condiciones
físicas que estaba, pero…. necesitaba hacer un pateo en condiciones!!!!! Y
además…. quién dijo que ser Pretoriana fuera fácil?
Enhorabuena Pretoriana ;-)
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