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sábado, 8 de diciembre de 2012

Este blog surgió al terminar las 7 playas. Pero he tardado en darle forma porque esto de escribir sobre mí misma y mis sensaciones.... ufff eso cuesta tela. 
Yo era corredora popular retirada por mi maternidad pero volviendo a los entrenos para entrar de nuevo en el circuito. Pero un día abrí el ordenador y navegando por Facebook descubrí que había por ahí unos locos que practicaban el trail.
Siguiendo ese rastro llegué a los 101kms de Ronda. Empecé a leer sobre entrenos por Ronda, uno de mis destinos favoritos y retiro soñado, tiradas largas por el campo, y las 24 horas como tiempo límite. Me enganché a esas crónicas.
Y llegó el día de la prueba. Y seguí las crónicas de unos locos disfrazados de romanos con pinta de semi dioses y de corredores conocidos y otros que no lo eran tanto. Y me topé con las fotos de Sandra y Marmen. Estaban disfrutando de un esfuerzo titánico!!!! Eso era lo que yo buscaba. Y me enganché a su seguimiento de la prueba.
Entonces decidí darle un giro a mi práctica deportiva. Yo quería participar en esas pruebas. Cuando terminaron los 101kms de Ronda y ví que todo el mundo ya estaba en casa recuperándose, contacté con Sandra y le pedí que fuese mi guía en las 7 playas. Sandra, que se merece una entrada para ella sola porque agotaría ésta intentando enumerar sus valores como persona, me contestó que si se veía repuesta de Ronda me lo diría. Esperando su respuesta estaba más nerviosa que preparando unas oposiciones. 
Cuando me comunicó que se venía conmigo, empezó mi nueva vida. Hicimos todos los preparativos, me dió todos los consejos por vía virtual y allí que nos lanzamos. 
Hacer las 7 playas supuso recuperar la confianza en mí, saber que podía superar retos en principio inalcanzables para otros, no oir los "consejos" de los que opinaban que yo no sería capaz porque no tenía capacidad física ni mental para superar esos retos. 
Terminé las 7 playas sin poder conducir (Sandra trajo el coche de vuelta a Sevilla), pero al día siguiente fui al trabajo sabiendo que, aunque no podía apoyar bien los pies por el esfuerzo del día anterior, dentro de mí surgía una nueva fuerza para mí desconocida. Y ese nuevo estado de ánimo me daba tal alegría que los que me rodeaban se sorprendían del cambio que había dado ese fin de semana. 
Pasé de ser una persona gris que transitaba por el día a día a alguien lleno de energía, con la sonrisa puesta siempre, que había decidido disfrutar de cada segundo como si fuese el último y además hacer que toda aquella persona que estuviera en mi equipo disfrutase también. Sembrar sin pensar en lo que iba a recoger. Ese iba a ser mi nuevo propósito. El tiempo me está demostrando que no me equivoqué en ese cambio. Hoy soy más feliz que nunca pensé que podía ser.
Gracias, Sandra. Sin tí, esto no hubiera sido posible. Gracias por darme el empujón que me hacía falta.
Has sido la primera persona con luz que he conocido en esta nueva vida.
 

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