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viernes, 23 de mayo de 2014

Mayo 2014, XVII Edición 101 kms de Ronda.

...Y Rafa Iza dixit: “¿Ya eres consciente de lo que has hecho?”

Creo que sí. un par de semanas después, empiezo a ser consciente. Y recuerdo mi abandono en el cuartel del año pasado como un aprendizaje: la mente es la que controla y la que supera todas las adversidades, físicas y/o mentales.
Hace ya un par de años, cuando me inicié en esta locura del ultrafondo, me planté en el Rocío andando de noche por el Cordel de Villamanrique. Y cuando llegué, para ver las Perseidas en el Rocío, me tumbé en la cuneta de una carretera y me preguntaron “¿Tú eres consciente?” Y yo contesté: “Me hago una idea”.

Ahora empiezo a ser consciente. Muchas lágrimas derramé en el Cuartel cuando abandoné, por falta de confianza en mis posibilidades, porque pensé que tenía que estar con mi compañero y no dejarle solo, pero abandoné. Y al día siguiente ya sabía que mi reto para el año 2014 era terminar Ronda, y con ganas de más. Y empecé a preparar Ronda.

Pedí consejos a todos los que me rodeaban (a algunos escuchaba más que a otros, la verdad) y, aunque no me gustasen todos los que me daban, fui anotándolos con el firme propósito de plantarme en el campo de fútbol en Mayo con ganas de comerme Ronda, y todo lo que se me pusiese por delante. El primer consejo “ponerme fina”. Pues a Antonio Lora (Metropol Salud, Mairena del Aljarafe) y a soltar lastre (llevamos 15 kilos soltados y siguiendo). 
Después a entrenar con cierta regularidad y lo que la vida personal y laboral me permitiese (Angelito dixit) y a entrenar: martes, jueves, sábados y tiradas en domingo. Las últimas semanas bajo un sol de justicia (para que el cuerpo no se asustase de las temperaturas rondeñas que se me venían encima). Otro consejo: centráte en los pies, analízalos y que no te fallen. Así que las manos mágicas de Sandra me hicieron las plantillas voladoras, Fernando (Emotion Running) los calcetines y Roberto (Interesport Cary, Ronda) las zapas.

Y luego la mente: y ahí estaba H+QNC día a día, recordándome que era fuerte, que podía, que si había ya pasado por lo que había pasado, Ronda no iba a poder conmigo, empujándome a entrenar cuando él no podía por lesión, dándome alas, sugiriendo lecturas positivas y haciendo todo lo que se debe hacer para no restar sino sumar, que es lo suyo.





En esa preparación me faltaron las Millas Emeritenses que, por motivos familiares, no pude hacer. Pero… me planté en Mérida dispuesta a hacer el segundo bucle acompañando a Rafa Iza, Paco Muñoz (que al final se retiraría por molestias) y Manu Susmurai. Llegamos en coche de madrugada y llegué al Pabellón Diocles justo cuando se iban a duchar para desayunar y tomar la salida del segundo bucle. Nos esperamos mutuamente y recorrimos el segundo bucle de Mérida Rafa, Manu y yo. Y ahí se terminó de fraguar la preparación de Ronda y el equipo que lo haríamos juntos. Los sabios consejos de Rafa Iza, experto cientounero, durante toda esa parte del recorrido emeritense nos hicieron ver a Manu y a mí que, si queríamos terminar Ronda, tendríamos que escoltar a Rafa y aprender a encarar una prueba de ese cariz. Como dice Rafa Iza: “Lo importante no es cómo se empieza sino como se termina”.

Yo no soy de Ronda pero ella sí me ha adoptado a mí y estaba deseando estar de nuevo paseando por mi refugio, ya no tan secreto, mi paraíso, y el de muchos otros; todos somos afortunados de estar donde vamos a estar, de participar en lo que vamos a participar, y todos se lo dedicamos a los que por un motivo u otro no van a estar al 101% con nosotros compartiendo nuestro común "sentido estoico del ultrafondo"; Tierra Santa nos espera y la Madre de Todas las Batallas nos pondrá a cada uno en nuestro lugar; va por todos mis compañeros del Club Ultrafondo Pretorianos de Tomares y de todos los clubes que participan, y de los independientes, y de los que se quedaron en puertas; vuestros pasos darán los míos cuando las fuerzas falten, vuestra sombra será mi refugio bajo el sol del mediodía, y con todos espero entrar en La Alameda más bonita que un cientounero pueda soñar; gracias a la Organización 101 kilómetros de La Legión de Ronda (Málaga) y a la Legión por hacer posible este sueño un año tras otros, FUERZA Y HONOR!!!!

Y con todo ese bagaje me planto en Ronda, con muchas mariposas en el estómago. Hablar de los previos es obvio: La Alameda, el ambiente, los nervios, los saludos a conocidos reales y virtuales, que se hacen reales, risas, planes, estrategias, cena y a “velar armas”.






La mañana siguiente, el paseo al polideportivo, el encuentro en el césped, la salida de los ciclistas, los vivas y Chito animando y arengando. Entrega de coraza a Havié, bienvenida a la sonrisa pretoriana, Cris, la foto del grupo, los hermanos susmurais, y los bandoleros, y el tridente, y todos. Y salimos.














Cuestas, calor. Rafa Iza insistiendo en reservar, en no correr, porque la que iba a caernos de calor era para
preocuparse. Paco Muñoz en plan chicle, ahora me adelanto, ahora voy con vosotros. Carmen hecha una fiera, corriendo con el estandarte que no lo soltaba ni para coger el agua de los avituallamientos. Qué fuerza tiene esta mujer!!! Al final quedamos Manu, Rafa Iza y yo. Abe sale por libre para probarse, sin presión de ir con nadie. Y empezamos con las cuestas, y vamos a buen ritmo y nos encontramos bien. Vamos adelantando marchadores y somos adelantados por corredores. Rafa fiel a su frase “Lo importante no es cómo se empieza sino cómo se termina”. Y así llegamos a la sartén de Navetas.
Terrible la caló que hacía en Navetas. Yo creo que allí hay una especie de microclima, tipo Écija, y te fríes, literalmente te fríes. Los avituallamientos magníficos, con el agua fría. Vemos que hay un cambio de recorrido en Navetas que deducimos vamos a pagar en alguna otra zona del recorrido. Y por fín salimos de Navetas. Pero allí dejamos a Bandolero y Potaje que han acusado el calor. Después de facilitarles coca cola casi helada y dejarles a la sombra, estamos pendientes del teléfono de Cayo que sigue en contacto con Bandolero. Increíble la labor de Cayo llevando a Ángel Vidal hasta donde le llevó a pesar de todas sus molestias. 


Y al ritmo de Cayo y Ángel vamos avanzando. A veces solos los tres. Otras veces con los hermanos susmurais. Pero seguimos a un ritmo constante. Y llegamos a Arriate. Todo bien. Todo a buen ritmo. Los baldes de agua del matrimonio de Arriate para comérselos a besos. Y llegamos a Arriate y cae la primera cruzcuarius. Qué buena. Pero no la apuramos, sino que la dejamos a medias. El estómago de Rafa Iza empieza a cerrarse y Manu y yo empezamos a intercambiarnos miradas de preocupación. Y afrontamos la cuesta de los cochinos. Sin sombra!!! Sin aire!!! Pero la subimos. En algún momento de la cuesta a Rafa Iza se le ocurre la genial idea de sugerirnos que nos adelantemos y le dejemos atrás. La respuesta de Manu de libro “¿Yo que he sacrificado mi Ronda en 12 horas voy ahora a dejarte para llegar un par de horas antes que tú? Anda ya!!!”. Genial respuesta que suscribo. Así que seguimos juntos. Pero Rafa va con molestias en el estómago. Poco a poco va obligando al estómago a entonarse con medios ya conocidos por todos los marchadores que han tenido molestias en el estómago. Cuando por fín “queda limpio”, retoma el ritmo inicial. ¡Qué ejemplo de superación de dificultades!
Ya sé que Abe se ha retirado en Navetas. Las molestias en los pies han reaparecido y le era muy penoso caminar. Así que ha sido desalojado y se ha vuelto a Ronda. Ya habíamos hablado qué haríamos en caso de abandono: volver y estar disponible para el otro para ayudar. Está bien de ánimo a pesar del abandono y me manda toda su energía para que yo acabe y entre en Ronda disfrutando de la llegada.
Vemos a Potaje que ha decidido abandonar porque el estómago no le deja seguir. Nos enteramos de otros abandonos que sentimos mucho porque imaginamos el estado anímico de nuestros hermanos pretorianos. Y así seguimos hasta Alcalá del Valle. Nos alegramos mucho con la noticia de que Bandolero se ha repuesto y está de nuevo en marcha. Rafa Iza había planeado que en Alcalá nos cambiásemos, preparásemos para la noche, cenásemos y si hacía falta algún cambio de ropa lo hiciésemos allí. Para ello la inestimable ayuda de Oswald y de Ignacio, Fauno, que en forma de coche de apoyo, nos tienen las mochilas preparadas. No hay molestias más allá de un poco de cansancio que se elimina al tomarnos un bocadillo más que rico y un par de cervezas, pero sin abusar, que todavía quedaba mucho por delante.
Tras una  breve pausa de una media hora, vamos que nos vamos a Setenil. Este año la rampa de Alcalá me resulta más asequible. Voy notando los beneficios de haber entrenado con cierta regularidad. Y seguimos, ya con algo menos de calor, pero todavía con una temperatura alta, hacia Setenil. La noche es clara y apenas usamos los frontales.
Cuando llegamos a Setenil… subidón subidón. El ambiente de la zona de los bares magnífico, aunque a algunos ya se les notaba el consumo de alcohol en el tono de sus comentarios hacia nosotros los marchadores. Además, cerca del avituallamiento oficial, estaba Abe con cervecitas, esperándonos para vernos pasar y darnos el último empujón hasta el final.
Y seguimos hacia el avituallamiento, un poco deprimente, no por la calidad de los alimentos (que ni los ví porque ya venía de Alcalá cenada) sino por el olor a medicina, el conjunto de marchadores tirados en el suelo, anunciando abandono. Me acordé de la película “Lo que el viento se llevó”, cuando salían imágenes de la guerra con los heridos alineados en el suelo. Ya sabía del año pasado lo que tenía que hacer en Setenil: entrar y salir lo más rápidamente posible.
Y así hicimos. Del tirón a la salida y vamos que nos vamos al cuartel. Esta parte sí se me hizo larga. Tenía la sensación de dar vueltas y más vueltas sobre el mismo punto. Se me hizo un poco eterno. No obstante, el año pasado la ida al cuartel había sido un poco pesadilla: me sentía llegar al punto del abandono. Este año me notaba mucho más fuerte y sabía que no iba a abandonar en el cuartel. Pero se me hizo largo. Igual veía las banderas del cuartel como que me alejaba del punto donde creía que estaba. De broma pregunté a un caballero legionario si lo habían cambiado de sitio y me contestó que le habían puesto ruedas y lo habían movido. Por cierto, que despliegue de legionarios indicando camino y cruces, evitando errores tontos, como para perderse vamos. Por fín llegamos al cuartel.
Allí también repasé la lección aprendida. No fijarme en los que abandonaban. No dejarme llevar por el ambiente de abandono que invadía el cuartel. Yo iba bien y no me iba a contagiar.
Entonces coincidí con Julia Barrero, hermana de Pascual, que estaba desolada porque su compañera había abandonado y ella se sentía incapaz de seguir sola. Me miró con tal expresión que miré a Rafa y a Manu. Ellos entendieron que la íbamos a adoptar. Aun así, Julia intentó unirse a una chica que iba a su ritmo pero ella marchó y se quedó sola. Total, que como Julia no corría, decidimos andar a ritmo rápido y nos la llevamos con nosotros. Ángel Vidal se quedó en el cuartel. Y cuando íbamos a salir, Bandolero que entra en el cuartel!!!! No podíamos esperarle porque sabíamos que Cayo iría con él. Y él nos pidió que no le esperásemos. Ya intentaría cogernos cuando cenase.
Y encaramos la subida a la ermita. Esa sí que la noté. Qué subida más dura. El final sobre todo me costó. También es verdad que yo, cada vez que veo una cuesta, meto la reductora, impongo ritmo de “Quinto levanta tira de la manta” y vamos que nos vamos para arriba. Tengo que aprender a subir a un ritmo menos exigente y no llegar casi hiperventilando. De hecho Rafa llegó a la ermita cinco minutos detrás de mí y con una tranquilidad que me asombró. Una vez arriba bajamos por las rampas con la alegría de ver Montejaque abajo y al fondo Benaoján. Ya nos íbamos acercando y el entusiasmo nos invadía.
Cuando llegamos a Montejaque había café!!!! Bien por el café!!!! Estaba delicioso, calentito, y nos sentó de lujo. Allí estaba Paco Muñoz, en pleno pajarón. Le dejamos dispuesto a echar sueñecito y reponerse. No queríamos que pensase en abandonar, pero tampoco queríamos amargarle insistiendo en que se viniera con nosotros.
Al salir de Montejaque un par de equipos femeninos que nos preguntan a qué hora queremos entrar en Ronda. Les contestamos que sobre las 8,30 de la mañana, no antes de que empezase la música, porque queríamos entrar con la banda. Como les venía bien la hora, y nuestro ritmo, aparentemente, se vinieron con nosotros. El momento en que Rafa Iza se gira y se ve seguido por quince mujeres y Manu….. indescriptible. Se partía de la risa. De todas formas el ritmo que impuso de caminar era demasiado para los equipos y nos dejaron seguir hasta Benaoján. Ya éramos cuatro: Rafa, Manu, Julia y yo. Entramos en Benaoján y a por los últimos 20 kilómetros.
Yo no sabía por dónde nos harían llegar a la cuesta del cachondeo. Estaba realmente intrigada, pero empecé a reconocer al País del Barro del Homenaje a la Legión que yo había recorrido. Todavía había restos del barro, a pesar de la fecha y del calor, pero recordé lo bien que nos los habíamos pasado en el Homenaje con el dichoso barro. Y así empezamos a acercarnos a Ronda, ya amanecido el día. Y ahí vino la otra sorpresa: ¿cuál era el camino más largo para llegar a Ronda? El que cogimos. Qué hartón de subir y de bajar y de volver a subir y de volver a bajar, y de piedras, y de terrones de barro seco, y de pensar ya falta poco, pues no, que hay que dar otro giro y nos volvemos a alejar de Ronda. Entre subida y bajada descubrimos a Scheilor que no anda bien. Al principio Rafa y yo le insistimos en que se venga con nosotros, pero él llevaba un rato parado, tenía molestias en un costado y no quería seguir. Así que nos despedimos de él y seguimos con los subibaja. Y por fín…. el puerto de la Muela!!! No me lo podía creer, ya estábamos llegando.
Llamé a mi hermano, para que supiese que estaba terminando ya que él era el teléfono de emergencia “porsi…..” Y a por la cuesta del cachondeo. Después de todo lo subido, bajado, Cochinos, Setenil, Alcalá, Ermita, la Muela….. no estaba ni cansada para el cachondeo de Los Molinos. Y al entrar en Ronda a prepararse para la meta: me estiro mi coraza, saco mi banderín del Proyecto 101, bastones limpios, y espero a que llegue Rafa Iza con Julia, que casi no puede ya andar, pero que echando coraje sigue adelante.
Empezamos a emocionarnos ante la perspectiva de llegar ya. Se oye de lejos la música legionaria y sabemos que estamos cerca. Hablamos con Julia que queremos entrar corriendo y ella dice que no puede ir con nosotros, que avancemos que ya llegará ella. 
Nos despedimos de ella y empezamos a correr por el Puente Nuevo. A mí me pueden los nervios y tengo ganas de correr más pero me controlo y entramos juntos en la calle que conduce a La Alameda. Vemos a los Pretorianos que nos esperan y nos hacen fotos, vemos a Abe que nos espera en mitad de la calle para inmortalizar la entrada, nos cogemos de la mano y entramos juntos. Allí estamos los tres con la mejor de nuestra sonrisa y en estado de felicidad plena.


Recibo las enhorabuenas de los legionarios, me entregan mi chapiri, mis camisetas, Chito que me saluda y me dedica mi canción (Happy); yo le hablo del Proyecto 101 kms solidarios con AECC, de Dani Ponce de Huelva, que creo que me ha dado fuerzas cuando me estaba hartando de las revueltas y las cuestas, y me acuerdo de hacerme una foto en meta para el recuerdo.
Pero entonces me acuerdo de Paco Muñoz, que debe estar cerca, porque sabemos que salió de Montejaque una hora detrás nuestra. Así que le doy mis trofeos a Abe y me vuelvo al final de la cuesta del cachondeo para buscarle. No hace falta que llegue hasta allí porque ná más pasar el Puente Nuevo me lo veo venir, exultante.
Ya que estoy allí me da su cámara de fotos para que le grabe su entrada y vuelvo a entrar corriendo y le acompaño hasta el giro para entrar en La Alameda. Y cuando veo que ya va a entrar pienso en Cayo y Bandolero y me vuelvo otra vez para buscarles.

Estaba llena de energía y pensé que tenía que hacer eso. Así que vuelta otra vez a buscar la cuesta del cachondeo para darles los últimos ánimos. Veo venir a los fieras de Anyela, Miguel, el niño de los dorsales y sus compañeros. Me paro a aplaudirles y darles mi enhorabuena. 

También llega el Equipo Susmurai, geniales ellos, con las niñas por delante, fantásticas. Y veo llegar a Cayo y a Bandolero. Qué emocionante verles llegar al Puente Nuevo. Le doy la enhorabuena a Bandolero, por superar las dificultades físicas y recobrar las fuerzas, y a Cayo por la fantástica labor que ha hecho en este Ronda. Y les acompaño de nuevo hasta el giro para entrar. 


Fantástico el recibimiento de todo el equipo Pretoriano a estos dos héroes, abrazo general antes de entrar en meta.

Abe me pregunta si voy a buscar a alguien más, pero le digo que no. Que ya es hora de que me quite las zapas y me asee.


Me reúno con Manu, Paco Muñoz, Rafa Iza y nos sentamos juntos a tomarnos una cerveza que nos sabe a gloria. Comentamos anécdotas: el marchador que saluda a Rafa para darle las gracias porque le conoció en La Valiente. Habló con él, Rafa le convenció para que dejase de fumar y se ha dedicado a entrenar y estaba para terminar Ronda. El momento de las chicas detrás de Rafa. La entrada en meta escoltando a Rafa: Manu envuelto en la bandera de España, yo con mi banderín del Proyecto 101 y él con la mejor de sus sonrisas, habiendo superado molestias que en otra persona habría provocado un abandono. 

Y hablamos de la siguiente edición, la del 2015, que sería la décima de Rafa. ¡Qué bonito sería volverle a acompañar en su décima edición y volver a entrar en meta con él y así nosotros “graduarnos” en Ronda! Rafa nos mira espantao (¡hemos fabricado unas fieras!, seguramente pensaba). Pero ….. dónde encuentras una prueba en la que el ambiente es de compañerismo, fraternidad, no importan clubs, ni ritmos, ni entrenos, sino estar juntos, superando dificultades y disfrutando de las entradas a meta como si todas fueran la primera.



Y la historia continuará….

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